PAPA FRANCISCO, EL NACIMIENTO NOS HABLA DE LA TERNURA Y MISERICORDIA DIVINAS
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“El Nacimiento nos dice que el Señor nunca se impone con la fuerza. En
cambio, vino con simplicidad, humildad, mansedumbre. Dios se hace
pequeño para atraernos con amor”, expresó el papa Francisco al recibir esta mañana en el Aula Pablo VI a unas setecientas personas
procedentes de los ayuntamientos bávaros de Hirschau,
Schnaittenbach y Freudenberg, que regalaron este año el árbol de
Navidad de la Plaza de San Pedro, y a los representantes de la provincia
italiana de Trento que junto con esa arquidiócesis realizaron el
Nacimiento.
Los adornos del abeto son de la Fundación Condesa
Lene Thun con sede en Bolzano, y como recordó el Santo Padre representan
los sueños de los niños que lo decoraron con los que se congratuló.
“Esos deseos que llevan en el corazón -dijo- están ahora en el lugar
más adecuado porque están cerca del Niño de Belén: están confiados al
que 'vino a habitar entre nosotros'. Jesús no apareció sencillamente en
la tierra, no nos dedicó solamente algo de tiempo, sino que vino para
compartir nuestra vida y acoger nuestros deseos. Porque quizo y quiere
todavía vivir aquí entre nosotros y para nosotros. Le importa nuestro
mundo, que en Navidad se convirtió en su mundo. El Nacimiento nos lo
recuerda: Dios por su gran misericordia, bajo hacia nosotros para
quedarse con nosotros”.
El Nacimiento nos dice también que el
Señor “nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no cambió la
historia haciendo un milagro grandioso. En cambio, vino con simplicidad,
humildad, mansedumbre. A Dios no le gustan las imponentes revoluciones
de los poderosos de la historia y no utiliza la varita mágica para
cambiar las situaciones. Al contrario, se hace pequeño para atraernos
con amor, para llegar a nuestros corazones con su bondad humilde, para
llamar la atención con su pobreza a los que se afanan en acumular los
falsos tesoros de este mundo”.
El Santo Padre recordó que esa
era la intención de San Francisco cuando inventó el Nacimiento, porque
como afirman las fuentes franciscanas, quería “celebrar la memoria del
niño que nació en Belén y contemplar de alguna manera con los ojos del
cuerpo lo que sufrió en su invalidez de niño”. En esa escena “la
simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la
humildad”.
“Los invito -añadió- a detenerse ante el Nacimiento
porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la
misericordia divina, que se hizo carne humana y puede enternecer
nuestras miradas. Pero sobre todo quiere mover nuestros corazones”.
Y en ese sentido Francisco señaló que en el Pesebre hay una figura que
revela el misterio de la Navidad. “Es un personaje que hace una obra de
bien inclinándose para ayudar a un anciano. No solamente mira a Dios; lo
imita porque, como Dios, se inclina con misericordia sobre el que lo
necesita.
¡Que sus dones de esta noche sean iluminados
-finalizó- atraigan muchas miradas y sobre todo reaviven en la vida la
luz verdadera de la Navidad!”.
Publicado en Facebook de Pepe Galep el 18.12.2015