SANTA BEATRIZ DE SILVA. FIESTA 17 DE AGOSTO
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Se desconoce con
certeza el lugar y fecha del nacimiento de Santa Beatriz. Sin embargo,
recibió en su familia, una esmerada educación y aprendió de sus padres
el amor a Dios, a Jesucristo y a su Madre Santa María.
Cuando
era joven, el rey Juan II de Castilla contrajo matrimonio con Isabel de
Portugal, se trasladó la reina al lado de su marido y llevó con ella a
damas portuguesas que la acompañasen y entre ellas se encontraba Beatriz.
Su belleza fascinó al Rey y a cuantos jóvenes la llegaron a conocer; y
por ello la Reina tenía tantos celos de ella que la mandó encerrar en un
baúl pero Beatriz se encomendó a la Virgen María con ternura y devoción
y en aquel momento se le apareció la Virgen y le pidió que funde la
Orden de la Inmaculada Concepción. Al tercer día de encierro, la Virgen
María la salvó y sacó de allí.
Llegó al convento de Santo Domingo el Real, en Toledo y vivió allí
durante treinta años en calidad de seglar dedicada al silencio y a la
oración, al sacrificio y al desprecio del mundo. Jamás nadie volvió a
ver su rostro por mantenerlo siempre cubierto con un velo.
Dedicó todos sus bienes al culto a Dios y a obras de caridad, repartiéndolos entre los pobres. Era una mujer de esperanza y oración porque se abrió al Espíritu Santo y se puso a disposición de Cristo y de María Inmaculada, ofreciendo a Dios su virginidad
Luego de un tiempo, conversó con la Reina Isabel la Católica para interesarla en sus proyectos y conseguir de la Reina donaciones para la Orden que la Virgen le había pedido fundar.
A pocos días del día de la fundación de la Orden y de la toma de hábitos, Beatriz cayó enferma. Al administrarle los últimos sacramentos y al levantarle el velo que le cubría el rostro, todos se admiraron de la hermosura de su cara que brillaba como un ángel y además porque apareció en su frente un brillante Estrella.
Murió el mismo día en que se le realizó la ceremonia de toma de velos y fundación de la Orden.
Es considerada también como intercesora de las madres gestantes y defensora de los concebidos.
Dedicó todos sus bienes al culto a Dios y a obras de caridad, repartiéndolos entre los pobres. Era una mujer de esperanza y oración porque se abrió al Espíritu Santo y se puso a disposición de Cristo y de María Inmaculada, ofreciendo a Dios su virginidad
Luego de un tiempo, conversó con la Reina Isabel la Católica para interesarla en sus proyectos y conseguir de la Reina donaciones para la Orden que la Virgen le había pedido fundar.
A pocos días del día de la fundación de la Orden y de la toma de hábitos, Beatriz cayó enferma. Al administrarle los últimos sacramentos y al levantarle el velo que le cubría el rostro, todos se admiraron de la hermosura de su cara que brillaba como un ángel y además porque apareció en su frente un brillante Estrella.
Murió el mismo día en que se le realizó la ceremonia de toma de velos y fundación de la Orden.
Es considerada también como intercesora de las madres gestantes y defensora de los concebidos.