SAN MARTIN DE PORRES: FIESTA 03 DE NOVIEMBRE
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Visítanos en Facebook Pepe Galep: https://www.facebook.com/ong.sincomponenda?fref=tsNació en Lima, Perú. Fue hijo de un caballero español y de una india panameña y tuvo una hermana menor. San Martín heredó el color de piel de su madre lo cual hizo que su padre lo viera como una humillación, ya que en aquella época los negros no eran considerados con el mismo valor que los blancos.
Vivió pobremente hasta los ocho años. Era muy inteligente y tenía inclinación por la medicina y aprendió mucho en la droguería de dos de sus vecinos. Ser barbero, en aquella época, estaba ligado con ser cirujano y médico general; por lo que ejerció dichos oficios.
Tenía el deseo de entrar al convento de Santo Domingo, pero no podía ya que en aquella época los de piel oscura no eran considerados personas de fiar, así que se ofreció como donado. De este modo a los 15 años pudo entrar.
En el convento se dedicaba a los trabajos más humildes. Poseía tal humildad que se alegraba ante las injurias que recibía. En una ocasión que el convento estaba pasando una crisis económica, San Martín se ofreció para ser vendido como esclavo pero los sacerdotes no aceptaron. Pasado un tiempo, se ganó la confianza de los dominicos pues al ver su fidelidad y entrega, deciden confiarle diversos oficios, entre ellos el de enfermero. Así muchos enfermos de la ciudad acudían a ser curados por él.
Unos años después, pudo ver cumplido por la gracia de Dios, uno de los anhelos más grande de su corazón, el ser admitido como religioso y pronunció los votos de pobreza, obediencia y castidad.
Tuvo una vida llena de penitencia pues dormía debajo de una escalera, comía solo lo indispensable, pasaba la mitad de la noche rezando y contemplando ante un crucifijo, otras veces ante el Santísimo y otras ante la imagen de la Virgen María.
El Señor le concedió los carismas de profecía, éxtasis y bilocación, de este modo sin salir del convento fue visto en África, China y Japón animando a misioneros. Incluso lo veían consolando a enfermos, dentro y fuera del convento cuando permanecía en su celda. Socorría y amaba mucho a los enfermos y realizó muchos milagros de curación.
A él acudían teólogos, obispos y autoridades civiles para pedirle consejos. Fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a pobres sin hogar, huérfanos y limosneros.
Tan elevado era su nivel de espiritualidad que hasta los animales le obedecían cuando les hablaba. Dedicó toda su vida a servir y murió a los 60 años.
Publicado en Facebook de Pepe Galep el 03.11.2015